Por Eduardo Lliteras Sentíes.
La realidad pone a la clase política y empresarial ante el indiscutible
fracaso del modelo económico y político del país. La violencia, el desempleo, la pobreza, la incapacidad manifiesta del Gobierno Federal de combatir a los narcotraficantes y su petición de que Washington le resuelva los problemas como muestran los cables de Wikileaks publicados en España y en México, evidencian
ese fracaso, que nos coloca en una situación cada vez más precaria. La clase política debería aplicarse aquel refrán: Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. La caída del régimen de Túnez, por lejano que nos parezca, no está tan lejos si vemos la inestabilidad creciente en el mundo por el aumento de los precios de los alimentos, de los carburantes y su impacto
brutal en los bolsillos de la población.
El problema es una cuestión estructural del modelo económico y político que padecemos los mexicanos. En efecto. Como señala el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados en la capital del país, el rezago acumulado de empleo formal que existe en México, contabilizado desde el año
2000, año en que Fox asumió el Gobierno, alcanza los 5.6 millones. Es decir, casi 6 millones de personas no encontraron trabajo en México en los últimos 10 años, por lo menos. La única válvula de escape para la subsistencia de la mayor parte de la población continúa siendo el empleo en el sector informal, el ambulantaje, y la fuga al extranjero.
Según dicho estudio, citado por el diario Milenio edición nacional y que hemos reproducido en www.infolliteras.com, desde el año 2000 se incorporaron 8.4 millones de personas a la Población Económicamente Activa, pero sólo se crearon 2.8 millones de empleos con prestaciones de seguridad social. A eso, habría que
agregar que muchos de los empleos creados con presuntas prestaciones son trabajos mal pagados o no duraderos.
Por si fuera poco, la pérdida de poder adquisitivo entre 1997 y 2011 para un trabajador que percibe el salario mínimo equivale a una disminución de 276.26 pesos mensuales reales en su percepción salarial, indica un documento del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
El estudio citado por Milenio, afirma que el aumento de dos pesos al salario mínimo, que entró en vigor a partir de este 2011,“lejos de presentar una mejoría para los trabajadores repreentó una pérdida en términos reales de 5.11 pesos mensuales”.
Esta situación, no puede continuar, salvo que el plan maestro sea llevar al país al caos y la inestabilidad.
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