Especial Revista Yucatán
Existen personajes son testigos de los acontecimientos que ocurren día a día en nuestro estado; perfiles silenciosos que se vuelven, sin pensarlo, en cronistas de la vida yucateca.
Conversamos con el periodista Manuel Triay Peniche, quien recientemente presentó su libro Interiores. El ocaso de un gigante, donde nos trae sus experiencias en torno a 50 años de vida dentro del Diario de Yucatán y es, de alguna manera, también un homenaje a la gente que ha conformado este periódico.
Este libro es un intento de contarles a los lectores del Diario de Yucatán y a los amantes de la historia y el periodismo sobre el gran engranaje que había detrás de las noticias que se publicaban, los porqués de un medio que por muchos años era un muro opositor ante los gobiernos, y toca los principales temas que incidieron en la vida de la entidad, en lo político, en lo social, en lo económico y en lo religioso, explica Don Manuel.
Sobre esto último, Triay Peniche dedica dos capítulos a la Arquidiócesis de Yucatán, pues durante varias décadas la relación entre la Iglesia y el Diario fue muy cercana: Muchos de nosotros éramos como sacristanes, incluso muchos estudiaban en el seminario y era una especie de trampolín hacia el periodismo, pero de pronto las cosas cambiaron.
La biblia peninsular
Nuestro entrevistado cuenta que en aquellos años era muy común encontrar en las páginas del Diario los horarios de las misas, las actividades eclesiásticas, el evangelio, ¡todo!, sin embargo el punto de quiebre se dio cuando llegó a Mérida el Monseñor Emilio Carlos Berlie Belauzarán, quien les retiró “hasta el saludo” debido a una investigación que no fue del agrado del arzobispo.
Tengo un amigo que en ese entonces se encontraba en Celaya y me dijo: “Manuel, ¿no sabes quién es el nuevo obispo? Investígalo para que te enteres, pero Víctor Cervera y el PRI están muy contentos”… después de una ardua indagación nos dimos cuenta que Berlie Belauzarán estuvo involucrado en el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en Jalisco, a mano de los Arellano Félix. Salió en primera plana, cosa que a Mons. Berlie no le gustó y fue allí que se rompió toda relación con la Arquidiócesis, detalla.
Luego –continúa- esto coincidió con el caso de la familia Medina Abraham, que también fue un suceso que nos dividió como sociedad, entonces, el libro trata de dar una explicación del por qué la postura del Diario.
Un libro con una lectura que se antoja ágil, que nos cuenta la propia historia de nuestro estado sin la elegancia académica de los literatos y con un esfuerzo reporteril que concentra muchas anécdotas como, por ejemplo, del esfuerzo y las cosas que tiene qué hacer para conseguir una nota a tiempo y en forma.
Y es que el Diario de Yucatán fue la biblia peninsular durante décadas, había muchos que así la consideraban: “si lo dice el Diario, ¡es cierto!”, y por ello, periodistas como Don Manuel se esforzaban en que este mantra fuera real, dejando de lado los rumores para concentrarse en una investigación seria y objetiva.
Esto no es solamente una crónica del Diario de Yucatán, también es un homenaje al esfuerzo conjunto de mis compañeros, porque un periódico es como un rompecabezas: muchas piezas, pero todas igual de indispensables, destaca.
Entre las coyunturas políticas
Manuel Triay Peniche se dice privilegiado por haber tenido la suerte de ser mediador entre Carlos Menéndez, director del Diario, y el gobernador Víctor Cervera Pacheco, pues habla de ellos como una relación en la que de alguna forma, ambos se necesitaban, como una buena historia con su protagonista y su antagonista.
A Víctor Cervera le dedico un capítulo entero, era inevitable puesto que fue el gobernador que más años estuvo en el poder en los últimos años y su liderazgo era indiscutible, además de su influencia, entonces dedico un capítulo contando su periodo y señalando las cosas que el Diario publicaba sobre él, tanto las buenas como las malas, indica.
El señor Cervera tenía para el Diario dos facetas: una, la del hombre trabajador, el gobernador entregado por su trabajo; y la otra, como representante de un sistema que frenaba –y en ocasiones, de forma muy violenta- el avance democrático que estaba obteniendo Yucatán, agrega.
El periodismo del mañana
Don Manuel explica que el Diario ha tenido serias transformaciones a causa de las redes sociales, al igual que toda la prensa en todo el mundo, por lo que aboga que la subsistencia estará en un periodismo más humano y que contenga un valor agregado.
Las noticias que damos en los medios convencionales ya llegan atrasadas porque primero se ven en las redes, entonces creo que tenemos que cambiar nuestra manera de hacer periodismo para hacerle frente a estos cambios, dice.
Esto lo aborda en el último capítulo, en donde señala también la transición del Diario de Yucatán en la que deja de ser un medio de oposición al poder estatal, papel que tuvo durante décadas.
Esta debacle económica que afecta a los medios no fue ajena al periódico y, buscando su subsistencia, cayó en los famosos convenios con el Gobierno, el Ayuntamiento y/o el Congreso, para recibir una cantidad mensual o anual a cambio de tener un espacio en sus páginas que hablase de las noticias oficiales, finaliza.
Sin duda, una crónica sobre 50 años de sucesos en Yucatán a lo largo de 334 páginas, un libro que vale la pena tener en nuestras bibliotecas, por su alto valor histórico, cultural y por supuesto, periodístico.
Para adquirir este libro, pueden comunicarse al teléfono 9999053592.
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