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El arte del Punto de Cruz se transforma: Escultura textil en La Plancha

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El arte del Punto de Cruz se transforma: Escultura textil en La Plancha

Especial Revista Yucatán

El parque La Plancha, ubicado en el corazón del Centro Histórico de Mérida, ha sido testigo de innumerables manifestaciones artísticas y culturales a lo largo de los años. Este agosto, una nueva y sorprendente adición ha capturado la atención de locales y turistas por igual: una escultura monumental dedicada al arte del punto de cruz, elaborada por los reconocidos diseñadores Lulú Rosado y Carlos Arguelles.

La pieza, que permanecerá en exhibición durante dos semanas en el área de restaurantes del famoso espacio, no sólo rinde homenaje a una técnica textil profundamente arraigada en la península de Yucatán, sino que también desafía las percepciones tradicionales de lo que el punto de cruz puede llegar a ser.

Una visión innovadora

Lulú Rosado y Carlos Arguelles decidieron ir más allá de lo convencional: Queríamos hacer algo inesperado. Cuando las personas piensan en el punto de cruz, usualmente se imaginan hipiles y guayaberas. Nuestra intención era llevar al extremo una técnica textil popular de la península, haciendo una obra de gran formato, comentaron.

La escultura, de dos metros de alto por un metro de ancho, está fabricada a partir de materiales que, aunque comunes, se han utilizado de manera extraordinaria. La estructura base fue construida por el Taller Arjona, un negocio familiar y local que se ha especializado en trabajos de metal. Ellos soldaron una cortina de malla para gallinero a un robusto marco de metal, proporcionando así el lienzo perfecto para el ambicioso proyecto.

Uno de los aspectos más impresionantes de esta escultura es el nivel de detalle y la precisión con la que fue confeccionada. Sobre la estructura de malla, los creativos bordaron una imagen de una flor y un colibrí, elementos que tienen un profundo significado en la cultura yucateca, usando 10 colores diferentes de hilos para hamaca, que fueron adquiridos de distribuidores regionales, asegurando así que cada elemento de la obra estuviera arraigado en la tradición local.

El proceso de creación no fue sencillo. La producción completa de la escultura tomó más de 60 horas de trabajo, divididas en varias sesiones a lo largo de tres semanas. Lulú y Carlos, además de sus habilidades manuales, se apoyaron en herramientas digitales para desarrollar la composición del bordado. 

Una obra con propósito educativo

Esta escultura no es sólo una pieza decorativa, sino que también forma parte de un esfuerzo educativo más amplio. La obra se enmarca dentro de las actividades del taller en Teoría y Técnicas Textiles, una innovadora propuesta lanzada por la Universidad de las Artes de Yucatán (UNAY), el cual tiene como objetivo capacitar a sus alumnos en el desarrollo de proyectos textiles de alta calidad, utilizando técnicas como el tejido plano, los bordados, el teñido y las manipulaciones textiles.

El taller se impartirá todos los sábados, del 7 de septiembre al 26 de octubre de 2024, y estará abierto tanto a la comunidad universitaria como al público en general. Al finalizar el taller, los estudiantes habrán desarrollado un catálogo con muestras textiles y habrán intervenido una prenda, aplicando las técnicas aprendidas durante el curso.

Una experiencia para recordar

La instalación de la escultura en el mercado gastronómico de La Plancha el 18 de agosto no pasó desapercibida. Desde su colocación, la pieza ha atraído a numerosos visitantes, quienes se detienen a admirar la audaz interpretación del punto de cruz. Más que una simple obra de arte, esta escultura invita a reflexionar sobre la riqueza de las tradiciones artesanales de Yucatán y cómo pueden ser reinterpretadas en el contexto contemporáneo.

Para aquellos interesados en ver la escultura de cerca, tienen hasta el 1 de septiembre para hacerlo. Después de esa fecha, la obra será retirada, pero su impacto perdurará como un ejemplo del poder del arte para conectar el pasado con el presente y para transformar lo cotidiano en algo extraordinario.

La colaboración entre Lulú Rosado, Carlos Arguelles, el Taller Arjona, y la UNAY es un testimonio del talento y la creatividad que florecen en Yucatán. A través de esta escultura, han logrado no sólo rendir homenaje a una técnica textil ancestral, sino también inspirar a una nueva generación de artistas y diseñadores a explorar y expandir los límites de su creatividad.

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