El fenómeno arqueo astronómico, descubierto en 1993 por el arqueólogo Víctor Segovia Pinto y el matemático Eddie Salazar Gamboa, se registrará el próximo 16 de abril
Uh, la diosa maya de la Luna, llegará esplendorosa este 16 de abril a la zona arqueológica de Chichén Itzá para dar paso a la versión femenina de Kukulcán, un espectáculo arqueo astronómico que sólo podían disfrutar los sacerdotes, dignatarios y otros personajes de la élite maya.
“El descenso de la Serpiente Lunar es hermoso, ya que con la luz de la Luna se van formando los triángulos en el Castillo de Chichén Itzá”, revela don José Antonio Keb Cetina, custodio desde hace 25 de esa zona arqueológica, de los cuales, 19 ha estado en el turno nocturno, logrando descifrar varios movimientos de los astros.
Cada noche estudia el movimiento de las estrellas y los planetas, confirmando varios fenómenos, como el de la Serpiente Lunar que descubrió el arqueólogo Víctor Segovia Pinto en 1993, junto con el matemático Eddie Salazar Gamboa.
Keb Cetina, quien se queda sin palabras ante la belleza nocturnal del sitio que es Patrimonio de la Humanidad desde 1988, admite que cada noche vislumbra fenómenos arqueo astronómicos “inimaginables”.
“El Castillo de Chichén aún guarda muchos secretos para todos y cada año sorprende con cosas que nos muestra, lo que nos hace pensar que es un marcador astronómico solar y lunar”, dice.
Como ejemplo pone el descenso de Kukulcán y la Serpiente Lunar, que se verá el 16 de abril con la primera Luna llena después del Equinoccio.
Este 10 y 11 de abril, también confirmó que Kukulcán se observa varios días antes y después del Equinoccio de Primavera y se forma con cinco, seis, siete, ocho y nueve triángulos de luz, “no sólo con siete Isósceles, que es como la mayoría de la gente lo ha visto”.
¿Qué significaba el fenómeno lunar para los mayas?
«Es parte del dualismo, si existe el descenso con el Sol que significa que el dios Kukulcán llega para fertilizar la tierra, con la llegada de la Luna se supone que el campo ya debe estar trabajado como hacían los mayas prehispánicos que esperaban las lluvias con las semillas listas. La Luna tiene mucho que ver con la siembra, hasta la fechan los campesinos se basan en ese astro para practicar la agricultura» –admite.
Por ejemplo, si van a construir una casa, los mayas actuales deben hacerlo antes de la Luna llena o unos días después, “no puede ser con el cuarto menguante, porque la madera ya no sirve, no aguanta, porque no está madura y eso es cierto. Si los campesinos cortan la madera en el periodo que debe ser, les puede durar de 20 a 30 años”.
«Mucha gente desconoce esos secretos relacionados con la cosmovisión maya, creo que los conocimientos ancestrales se están perdiendo y debemos recuperarlos, compartirlos con las nuevas generaciones» –indicó.
Sin embargo, don José Antonio Keb Cetina, descendiente directo de sacerdotes mayas habla de cómo las estrellas, la Luna y otros astros impactan con los edificios construidos en la zona de Chichén Itzá y cómo se ven en la distribución de los palacios y templos con respecto a Venus, Marte, Júpiter y Saturno que son los que se mueven día tras día.
“Hace unos días vimos un movimiento espectacular con esos astros. Saturno se situó bajo Marte y fue un espectáculo bello, imagínese todo lo que registraban los mayas prehispánicos”, dice y su mirada se dirige al cielo.
Baja la vista y la mirada recorre la enorme explanada de la zona arqueológica de Chichén Itzá y sólo pide una cosa: respeto por el lugar sagrado de sus antepasados mayas, “que le den el valor real que merece, no sólo es un sitio para venir y tomarse la selfie. Debemos agradecer que los dioses nos permitan estar aquí, es un sitio sagrado”.
“Chichén Itzá es un sitio que los mayas abandonaron, pero no del todo. Se cree que los sacerdotes hicieron un ´amarre´ para guardar secretos y miles de años después empiezan a revelarlos”, precisa y a lo lejos su mirada capta otro movimiento en el cielo.
Fuente: Martha López Huan