Este pueblo encantador, capital de las hamacas, está lleno de historia, creatividad y, claro, esas maravillosas redes tejidas que representan un ícono de la cultura yucateca
Por Francisco F. Gamboa
En Tixkokob, más de mil familias se dedican a la elaboración de hamacas, haciendo de este oficio una verdadera tradición que pasa de padres a hijos: un arte que trasciende generaciones. Cada pieza es única, como un cuadro tejido a mano, cargado de la dedicación y el estilo particular de su creador; aquí no hay dos hamacas iguales y ese detalle las convierte en auténticas joyas.
Con hilos de nylon en la actualidad, pero con un legado que remonta a la época prehispánica, el arte de tejer hamacas sigue evolucionando. Desde los días en que se usaba la corteza del árbol Hamak hasta los tiempos del henequén, estas redes se han adaptado, pero nunca han perdido su esencia: ser el lugar más fresco y cómodo para descansar.
En Tixkokob hay hamacas para todos los gustos:
- Crochet: Un trabajo más fino, casi artístico.
- Tradicionales: Las clásicas que nunca fallan.
- Columpios: Perfectas para relajarte con estilo.
- Silletas: Una opción moderna y divertida.
- Banqui: Ideal para los más pequeños (¡o para quienes buscan algo diferente!).
Historia y arquitectura que enamoran
Pero “Tixko” -como los locales le dicen con cariño- no sólo es sinónimo de hamacas, pues tiene raíces profundas que datan de la época prehispánica, cuando formaba parte de la provincia maya de Ceh Pech. Su nombre significa “lugar de la serpiente”, y su historia está marcada por la mezcla de tradiciones mayas y coloniales.
Aquí podrás visitar joyas arquitectónicas como la iglesia de San Antonio, construida en 1910; el Ex Convento de San Bernardino; y la capilla de Santa Cruz. También destacan la capilla de la comisaría de Ekmul y el templo de la Candelaria, ambos reflejo de la riqueza cultural de la región.
Haciendas con un toque de lujo
Las ex haciendas que circundan Tixkokob, las cuales en su momento fueron el motor económico de Yucatán gracias al henequén, han encontrado una nueva vida como hoteles boutique, restaurantes y museos. Lugares como San Antonio Millet, San Lorenzo Aké y San José Cholul son ideales para sumergirte en la historia mientras disfrutas de comodidades modernas.
Tixkokob es más que un destino; es un lugar donde las tradiciones cobran vida y la creatividad está en cada rincón. Así que súbete a tu auto y prepárate para descubrir este tesoro escondido, llevarte una hamaca única y, de paso, un pedacito del corazón yucateco.
¡Asómate a Tixko!