Page 8 - Revista Yucatán Julio 2020
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JULIO
Había pasado ya unos meses en cua- rentena cuando recibí una llamada que marcó mi primer viaje en esta nueva normalidad: por segundo
año consecutivo, me invitaron a pasar un fin de semana en Punta Allen, en el hotel Cielo y Sel- va.
Al principio no me sentía muy seguro de ir, pero había que trabajar.
Solo hay una entrada terrestre para poder llegar, pasamos por Tulum y luego nos adentra- mos 42 kilómetros desde el arco principal de la Reserva. El pueblo nos dejó algo perplejos ya que la gente no tenía ni cubrebocas, había nula nueva normalidad, pero una vez en la Biósfera la cosa cambió, pues únicamente se puede ac- ceder con reserva en alguno de los hoteles que ahí se encuentran.
Al llegar al hotel, el personal ya nos estaba esperando en la entrada para el protocolo sa- nitario: el primer paso fue la toma de tempera- tura, después nos rociaron un sanitizante bio- degradable a nosotros y nuestro equipaje, nos aplicamos gel antibacterial y por último fuimos a lavarnos las manos. Ahora sí, ¡bienvenidos al paraíso!
De todos los lugares que he tenido la fortu- na de visitar, en el que más disfruto pasar las noches es éste gracias a la brisa, las palmeras moviéndose, la calma y la tranquilidad que nos brindan sus paradisiacas playas.
Nos llevaron en lancha a un tour para refres- carnos en el blanquizal y admirar las especies marinas del lugar, pudimos ver infinidad de pe- ces de todos los colores, tortugas, mantarra- yas... y el momento que me dejó con la boca abierta: cuatro delfines que nos acompañaron por más de media hora jugando con la lancha, la cual cabe aclarar que tiene un máximo de cuatro personas por embarcación, con un asien- to de diferencia entre cada persona, como me- dida de la nueva normalidad.
“La reactivación del turismo va lenta pero en ascenso. Aquí en la Reserva, el CONAM (Con- sejo Nacional del Medio Ambiente) ha estado haciendo bien las cosas, restringiendo el acce- so, solo permiten pasar personas con reserva- ción y eso ha ayudado mucho al poblado, así, el turismo está confiando en nosotros”, mencionó Gerardo Ortiz, gerente de Cielo y Selva.
Tras cuatro días de haber estado ahí volvimos a Mérida. Sin duda fue interesante escuchar las posturas que tienen todas las personas acerca del impacto que ha tenido la pandemia del Co- vid-19, el miedo, la incertidumbre, a veces la desesperación, a veces la paciencia, pero ante todo “tenemos que seguir adelante, muchas familias dependemos del turismo”, me dijeron. Aún se siente una sensación de desconfianza en el aire, pero con todas las medidas de preven- ción, pudimos pasar unos gratos momentos.
Aunque parezca pequeño, éste es un gran paso para el turismo. Los hoteles están toman- do las medidas adecuadas en esta reapertura, sé que todos estamos ansiosos de poder viajar, poco a poco iremos tomando confianza para to- mar nuestras maletas y emprender una nueva aventura.
  Instagram: @juliolealortiz
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